Lo primero que debemos decir es que no, no son castigo. Recordemos que en un principio reinaba el caos y el Hacedor dió forma en el mismo, aquella organización, aquel ordenamiento, estructura, escala de evolución, permite la posibilidad a cada elemento creado que tuviese la oportunidad de evolucionar.
Nuestro planeta, al igual que nosotros, está en constante cambio, lo que se manifiesta en procesos de evolución. De ahí que nuestro planeta está en ciclo de transformación y toda transformación, todo cambio, genera una metamorfosis, lo que implica, a nosotros los seres que habitamos la Tierra, caos, dolor. Ese es el porqué de los procesos que se están gestando, lo que afecta nuestro diario vivir.
Por tanto, tales fenómenos obedecen a una disposición del Creador, así está escrito por Dios, por ende, es su Voluntad con el fin de lograr la transformación, la evolución, el desenvolvimiento del planeta, de todos sus elementos y del hombre.
Adicionalmente, porque es una forma de purga para la tierra, por eso de tiempo en tiempo las fuerzas de la naturaleza se manifiestan a través del viento, el fuego, el agua y la tierra. Las pandemias azotan sin explicación cierta, las guerras, el hambre y la devastación asolan pueblos enteros. Es una purga del planeta, que nos regala una morada temporal, es como se le ayuda a controlar la superpoblación.
Unos dicen que es un castigo, un mal. Otros le dan una dimensión más allá de lo que los ojos ven, y llaman una necesidad, un bien para la humanidad y el planeta que habitamos.
El sufrimiento frente a todas esas llamadas tragedias es muy humano, y más si nos toca de cerca. Olvidamos la trascendencia de tales cambios, de tales transformaciones. La tierra gime con dolores de parto.
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