Las prácticas espirituales nos ayudan a alcanzar aquella felicidad y paz espiritual, irradiando de nuestro corazón el amor que tenemos hacia quienes nos rodean.
El ser humano, a lo largo de su trasegar ha buscado la superación personal, la superación espiritual y toma de aquellos principios naturales, de aquellos principios espirituales, recoger las raíces de sus entrañas, la esencia misma de la vida, eso es lo que en realidad significa las prácticas espirituales.
Pues bien, aquí vamos a confrontarnos, ya que no tenemos que preocuparnos por prácticas, se aconseja hacerlas, se deben hacer, sí, pero es primordial y prioritario intentar llevar una vida buena, una vida buena en todos los sentidos, en paz con nosotros mismos, en paz con aquellos seres que nos rodean, sentirnos útiles en la vida, hacer todo lo posible por cada día ser mejores, sin mistificarnos o rayar en fanatismo, hay que vivir, llevar a nuestro Creador en el corazón y en nuestros actos, ser gratos a sus Ojos y ayudar al prójimo sin distingo de cuál prójimo escojo yo, eso es lo importante. La finalidad de las prácticas espirituales, es alcanzar aquella felicidad y paz espiritual, irradiando de nuestro corazón el amor que podemos tener hacia los seres que nos rodean.
El esfuerzo, la labor asidua cuando se realizan prácticas espirituales, cuando se trabaja en la soledad, se relaja el cuerpo y se apacigua la mente, labor no sencilla, sin miramientos de si el lecho es duro o blando, si la cabecera es cómoda o baja, únicamente se debe soltar el cuerpo a plenitud y fijar en la mente sosiego y tranquilidad, rogando al Altísimo sea concedido aquello que de su mano nos prodigue.
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