top of page

¿Qué Somos?

Foto del escritor: Conciencia CosmicaConciencia Cosmica

Sobre el Espíritu, la mente, la materia y la evolución


Sobre el Espíritu, la mente, la materia y la evolución

Sabemos que nuestro cuerpo físico es lo que podemos palpar a través de nuestros sentidos, siendo esta materia la percepción que tenemos de nuestro trasegar. Es el vehículo, es la envoltura en estos elementos que conforman la materia y que es utilizada por el #Espíritu para trascender en un universo material. Nuestra mente, posee el conocimiento de la vida en un cuerpo, es constituida por la memoria, los recuerdos, los sentimientos, las emociones, los pensamientos, por tanto, es lo que se debe transformar y elevar, buscando siempre  el equilibrio entre nuestras fortalezas y nuestras deficiencias.


El cuerpo encierra al #Espíritu y olvida la noción primaria de su naturaleza espiritual. Solo queda el libre albedrio que da a escoger el camino: si acercarse a su #EsenciaPrimaria o por el contrario, creernos nuestros propios dioses.

El Espíritu, es perfecto, es imagen y semejanza de Dios Padre Creador, es eterno, contiene la sabiduría del Todo.  Pero está en éste universo, por rebelarse contra su Creador, sin que ello le hubiese hecho perder su esencia y portento como hijo del Altísimo.  El origen del Espíritu es Divino, fue creado para adorar a Dios, pero como podían hacer cosas similares al Padre, se preguntaron ¿por qué obedecer? y se sublevaron,  entonces se generó el libre albedrío y la creación de la materia, de un cuerpo capaz de contener ese #Espíritu, el cuerpo encierra al Espíritu y el cuerpo olvida la noción de su naturaleza espiritual y primaria, y solo queda el libre albedrio que da a escoger el camino: si acercarse a su #EsenciaPrimaria o por el contrario, creernos nuestros propios

dioses.


El Alma, es la denominación que adopta el Espíritu cuando está en un cuerpo, es el enlace del espíritu en el cuerpo,  es el conector de nuestras diferentes encarnaciones, es la que guarda la memoria de nuestras existencias pasadas y la presente.  Por tanto, comparte tanto materia como espíritu. En ocasiones, es perceptible cuando desencarnamos, pues guarda las características corpóreas de la que fue su última manifestación física.


¿Para qué se le dió materia al Espíritu?

Para que el Espíritu recuerde su origen Divino, para que cumpla la Voluntad de Dios, para que el cuerpo y la mente se adapten a que el Espíritu dé el concepto de Voluntad Divina, y cuando ello ocurra se manifieste en los desapegos de aquello que es perteneciente al universo material.

Con cada encarnación, con cada vestimenta que le es asignada al Espíritu, se hace un curso, por llamarlo de alguna manera, cuyos resultados dependen en su totalidad del libre albedrio, así pues:


1. Se puede lograr la santidad cuando se hace más de lo asignado para esa vida, entonces el Espíritu no vuelve a encarnar porque superó y dominó los  límites y barreras de la materia, trascendió, queda en el Astral Alto, hasta que astros y planetas se fusionen, adquieran un nivel energético que permita el paso más allá, entonces aquel espíritu cumple los designios del Padre. 2. O se puede ser bueno cuando se logra la misión asignada, cuando se logra hacer lo que tenía que hacer, conocer, recordar, superar, allí donde se evalúa ¿qué hizo?, ¿qué no hizo? ¿en qué falló? Queda en el astral medio hasta que se le otorgue la oportunidad de encarnar nuevamente para seguir avanzando. 3. O se puede pasar raspando, apenas pasó el curso con muchos vacíos, queda en el astral medio, en otro nivel, hasta que se le conceda la oportunidad de encarnar nuevamente y se le anima para esforzarse. 4. O se puede no cumplir con lo asignado, queda en el astral medio, en otro nivel, y se le concede otra oportunidad, tal vez con pruebas complicadas, pero con la certeza que puede desempeñarlas. 5. O se puede ser malo, no le importa y no quiere saber qué es el bien o el mal, queda en el astral bajo hasta tanto no asuma conciencia de su ser Espiritual, no encarna y se rodea de aquellas energías similares a la que posee.



Entonces, ¿Qué es la evolución y la involución?

Desde ya dejemos claro dos puntos:

1. No es el Espíritu el que evoluciona, pues éste es perfecto a imagen y semejanza del Creador. 2. No se involuciona, sólo se mantiene. La evolución, como se le conoce, es más que un ascender,  es el alcanzar un nivel energético superior, un vibrar en consonancia con el ritmo de mayor desenvolvimiento energético del planeta y del sistema solar al que pertenece, porque no se evoluciona de manera individual sino por sistemas solares, es poder trascender unidos.

La individualidad, cada vez que se presenta es una excusa ante el principio de volver a Dios, es el gran paradigma y engaño de nuestras civilizaciones, pues el mantener al género humano cautivo en ideales y tendencias que apuntan a creer que estando alejados el uno del otro como carretas sin guía, caminando en diversas direcciones, se va a lograr un fin espiritual, desconociendo que entre todos formamos un  tejido, que lo que le suceda en atraso o progreso a sus partes, será atraso o progreso para la unidad, el trasegar mirando, ayudando y confortando al prójimo, nos conecta y ayuda a lograr el desenvolvimiento energético que se proyecta como unidad.


Y, ¿Cómo se logra?. Tan sencilla la respuesta, pero tan compleja a la vez: Siendo agradable a los ojos de Dios. No haciendo a otros lo que no quieras que te hagan a ti.

Por tanto, como nuestro Espíritu está inmerso por los elementos materiales de éste planeta y del universo, nos afectan los mismos en nuestro desarrollo físico, y a la vez nos afectan los sentimientos, emociones, percepciones, pensamientos e ideas que fluctúan en nuestra mente.  Y es allí, en nuestra mente, donde se domina la materia, a través del equilibrio entre nuestras debilidades y nuestras fortalezas, porque ante cada vicio existe una virtud que lo domina, es en el encontrar armonía en nuestra mente donde reside el secreto de poder hacer vibrar nuestro Ser en una sinfonía encantadora y melodiosa que permita elevar anclas, soltar apegos y romper paradigmas.  Así pues, en la medida en que nuestro Ser se sensibiliza, trasciende y vibra en consonancia con la energía del universo. Respecto a la involución, se debe tener en cuenta que los Reinos: mineral, vegetal, animal y el homo sapiens, obedecen a sus propias esencias y en cada uno de ellos hay niveles de desenvolvimiento desde lo más denso hasta lo más sutil.  Cuando se genera un reordenamiento se abren las puertas y se permite pasar de un Reino a otro.  El ser humano no involuciona, no se puede pensar que por no cumplir pasa al reino animal, las puertas de los Reinos se abren siempre al ascenso, no para el descenso. Los elementos constitutivos de toda la creación siempre van en elevación, en transformación hacia un fin que está escrito por Dios en un Plan de Redención y son las actitudes de todos los seres vivos pertenecientes a los diferentes Reinos, las que permiten vibrar cumpliendo la Voluntad Divina.   Así pues, la llamada involución, no es más que un estancamiento  mientras  se redescubre el camino y se logra conciencia del Ser espiritual.


Comments


bottom of page