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Practiquemos el amor

Foto del escritor: Conciencia CosmicaConciencia Cosmica

Con momentos relevantes en nuestra existencia, la labor es ardua. ¿Cuántos cambios en nosotros? ¿Cuántos cambios en nuestra existencia? mas, hasta cuándo ha de continuar nuestro Señor en ésta tierra recordándonos:

“Yo soy el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Me buscareis mas solo me hallareis cuando lo hagáis de corazón”

Encontremos aquella tranquilidad,

aquella serenidad,

aquella paz espiritual a través de nuestro afecto y nuestra aura,

pues ¿cómo podemos nosotros representar lo mismo?


“Amaos vosotros unos a otros como os ama a vosotros el Señor, respetad vosotros a vosotros mismos, llevad en vuestra mano la alegría y la esperanza, enseñad vosotros aquel amor que recibís vosotros del Creador.”

El nacimiento de Cristo, la enseñanza que allí impartió a sus Discípulos y a la vez Ellos notificaron al mundo, son los principios que debemos guardar en nuestras existencias. 


"Amad vosotros a vuestro Creador. Amad vosotros a vuestros Padres, y Amad vosotros a vuestro prójimo.”

El amor, la esencia de la existencia,

el amor, la base de la creación,

el amor, el punto de partida para la emancipación de nuestros #espíritus.


Decimos: Señor, hemos cumplido con tu Palabra y somos nacidos en Cristo a nuestro Señor.

En verdad, en verdad, solo aquel que tenga amor para sus congéneres tendrá la llave

para el Reino,

“y mirad que aquel, deambulando con lámpara, no encontró merecedores de la misma”.


Nuestro mundo se debate en el dolor, el hambre, la peste, y la enfermedad por falta de amor entre el género humano.  ¿Cuál será aquel ser que encienda aquella lámpara?

Escuchemos y dejemos que se libere nuestro #espíritu. Solo Aquel que ama a su prójimo por encima de sí mismo encontrará la puerta que conduce al Padre.


“En aquellos días se celebraba la pascua y a la vez el recuerdo de la salida de Egipto y el antecedente de la muerte de los infantes. Tomó Aquel, el pan amargo para recordar así las penurias del cuerpo y se regocijó en la vid, pues sabía que su redención era inminente. Con el poder del Hacedor invocó aquellos espíritus en armonía para que comáis y bebáis vosotros del cuerpo y sangre de vuestro Señor y Siervo.”

Cuando somos niños nos dejamos llevar de la mano, acatamos sin reparo las indicaciones que los superiores nos imparten.

Cuando llegamos a la juventud cuestionamos muchas de las indicaciones que imparten nuestros superiores.

Mas cuando llegamos a la edad adulta, algunos creemos que ya hemos conocido todo lo que deberíamos conocer y es más difícil para nosotros el acatar y entender ilustraciones y enseñanzas de nuestros superiores.

Nuestra vida corpórea tan solo es un suspiro para nuestros espíritus. Más para nuestro espíritu al tener aquella envoltura corpórea, el tiempo se dilata y se hace eterno para poder volver a vivenciar la libertad.

Mientras no tengamos en claro y alcancemos a definir las diferencias en torno a nuestra existencia corpórea y nuestra existencia espiritual, seremos como aquel que sin saber nadar incursiona en el mar.

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