El cuarto chakra (Anahata) del corazón está regido por el elemento aire, con influencia sutil. Por el aire despliegas tus emociones y cultivas la compasión y capacidad de amar.
La apertura de este centro es directamente correlativa a la merma del ego, pues es el centro a través del cual amamos; a través del cual fluye la energía de la conexión con toda forma de vida. Cuanto más abierto está este centro, mayor es nuestra capacidad de amar un círculo de vida cada vez más amplio. Cuando este centro se halla en funcionamiento, nos amamos a nosotros mismos y a nuestros hijos, cónyuges, familiares, animales domésticos, amigos, vecinos, compatriotas y extranjeros, a todos nuestros semejantes y a todas las criaturas de la tierra. Anahata chakra está situado a la altura del corazón, siendo el elemento que le corresponde el aire. Su nombre se debe a que la meditación en este centro permite escuchar los sonidos Anahata, un sonido de cualidades místicas. Está asociado en el cuerpo físico al sentido del tacto, y su órgano de acción (karmaindriya) es el órgano sexual. Se relaciona con las funciones del corazón, con la glándula timo y con el sistema circulatorio. Su desequilibrio produce problemas circulatorios, cardíacos y respiratorios (asma, etc.). Desde este chakra parten nadis o tubos astrales hacia chakras menores situados en las palmas de las manos, que sirven para proyectar prana desde el centro cardiaco.
Tras el despertar de este chakra, hay un cambio profundo en los niveles de conciencia, se liberan las ataduras identificatorias de lo individual; es un hito que marca una antes y después. Una vez despertado este chakra ya no se habla de "mi" o "tu", ya no se habla de "mis chakras" o "mi despertar", sino que se comprende la naturaleza no indivisa del principio vital, se comprende la ilusión de fragmentación con respecto a los demás seres, y la realización pasa a ser un asunto de la sociedad en su conjunto.
Gracias infinitas por su dedicacion a nuestro despertar.